A Mal Tiempo Buen Periné

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A Mal Tiempo Buen Periné

Si hablamos de circunstancias en el año que afecten a nuestros músculos del suelo pélvico como la tos o el estornudo automáticamente pensamos en la primavera en la que las alergias hacen de las suyas. Pero existen otras estaciones en las que nuestros músculos están supeditados a las condiciones meteorológicas, por eso es importante tener el periné en forma.

Ahora en otoño la lluvia y el frío aumentan las urgencias miccionales, es decir, las ganas de ir a orinar y la frecuencia entre micciones.

Todo esto es normal y fisiológico, es como cuando nos metemos en la ducha y nos dan ganas de hacer pipi o igualmente cuando abrimos un grifo y nos dan ganas de orinar. Y se debe a varios hechos fisiológicos.

¿Por qué se produce la incontinencia urinaria por frío?

Uno de estos hechos fisiológicos es que cuando hace frío, en general, los músculos se contraen y dado que la vejiga es un globo muscular donde se almacena la orina, pues también se contrae. De forma que si tenemos la vejiga con una cantidad de orina suficiente para una micción pueden aparecer las ganas de orinar e incluso podemos sentir una gran imperiosidad. El hecho de tomar líquido frío también puede producir una sensación parecida.

Por otra parte, durante el invierno , la sudoración disminuye con lo que el líquido que en verano se excreta por la piel en invierno se elimina vía vesical y solemos tener la vejiga un poco más llena.

¿Por qué tenemos ganas de orinar si oimos agua?

La explicación por la que nos entran ganas de orinar cuando oímos agua y la vemos correr es diferente, tiene que ver, con un reflejo condicionado que estimula el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP), que tiende a ser más activo en los momentos de calma y descanso. El SNP es el que controla la apertura del esfínter interno de la uretra. Según algunos antropólogos, hace muchos años, en la época prehistórica, cuando los hombres primitivos llegaban a una zona abastecida con agua procedente de ríos, se relajaban y respiraban tranquilos al haber encontrado agua no estancada que pudieran beber y no intoxicarse por los gérmenes presentes en ella. De ahí que cuando escuchamos sonidos calmantes de agua corriente, nos relajamos lo suficiente como para hacer que el SNP envíe mensajes al esfínter interno, diciéndole que se puede abrir y dejar salir el contenido de la vejiga.

Pero éstos, son contextos fisiológicos.

Cuáles son los riesgos de unos músculos del suelo pélvico débiles

Lo que perpetúa y agrava la urgencia es la debilidad de los músculos del suelo pélvico. Si la tonificación abdominal no está lo suficientemente fuerte como para poder mantener nuestro esfínter uretral externo cerrado cuando además de la contracción de la vejiga hagamos un esfuerzo grande que aumente la presión intrabdominal se producirá un escape.

Aunque no sea lo más correcto , las mujeres y los hombres con urgencia miccional beben poco y orinan muy frecuentemente, ante la mas mínima sensación de necesidad miccional van al baño y luego en la consulta nos refieren que van al baño con muchísimas ganas pero luego orinan dos gotitas.

Suelen ser aquellas personas que tienen un “radar detector de w.c.”; tal cual llegan a un sitio hacen un reconocimiento del lugar para ubicar el baño.

Esto no sería un problema muy serio si se mantuviera siempre igual , pero no, tiende a empeorar. ( en el cuerpo darle mal uso a algún órgano o víscera significa que en un futuro alteraremos la función). Si no somos capaces de retener una cantidad fisiológica de orina en la vejiga su capacidad cada vez se reduce más alejándonos poco a poco de la función natural y social de esta pequeña víscera: es el lugar de almacenamiento de la orina, gracias a esto nuestra función social de relación es perfecta ya que orinamos cuando queremos o cuando las circunstancias sociales lo permiten.

Por esta razón la alteración de esta función merma tanto nuestra calidad de vida, porque nos recluye en casa y nos somete a salir sólo a aquellos sitios donde tengamos los baños controlados. Además el componente emocional de estrés y ansiedad empeora estas contracciones con lo que la preocupación de pensar que no voy a llegar a un baño a tiempo o que no lo voy a encontrar agravaría los síntomas.

Por medio del calendario miccional podemos controlar estos síntomas.

En él vamos a anotar la hora y la cantidad de lo que bebemos y orinamos y así podremos hacernos una idea de cada cuanto tiempo vamos a orinar y si la cantidad es apropiada. Está claro que ir al baño cada media hora esta bastante lejos de ser lo correcto o hacer dos gotitas de pipi pensando que teníamos muchísimas ganas .

Con toda la información que nos aporta este calendario podremos intentar repartir las veces al día que bebemos, de una forma homogénea y reducir las tomas al final de la tarde. Y espaciar los momentos en los que vamos a orinar intentando estar seguros de que tenemos una necesidad miccional que justifique nuestro deseo de ir al baño.

En conclusión lo que se debe hacer es intentar no darle rienda suelta a las ganas de orinar dentro de unos límites fisiológicos y estando entretenidos será la mejor forma de conseguir espaciar esas micciones.

 

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