El término prolapso se refiere al descenso de un órgano; en el caso de las vísceras de la pelvis, el prolapso genital en la mujer hace referencia al descenso de cualquiera de los órganos alojados en ella.
Si lo que desciende es la vejiga se conoce como cistocele; en el caso de la uretra el término empleado es uretrocele, en el caso del útero se habla de histerocele y en el caso del recto se conoce como rectocele.
Según el grado de descenso de estas vísceras se definen varios estadios:
Las causas del prolapso genital en la mujer son varias. Por una parte no podemos olvidarnos de la predisposición genética y de la raza.
Pero además existen más factores que conllevan la aparición de un prolapso genital en la mujer: el embarazo en sí mismo, el parto por vía vaginal, la cirugía pélvica, enfermedades neuromusculares y del colágeno, mal posiciones raquídeas, la edad, la menopausia, obesidad, tabaquismo, tos crónica y el estreñimiento crónico.
La posición correcta de las vísceras pélvicas cuando estamos de pie, depende del grado de apoyo que le ofrezcan los músculos del suelo pélvico; sobre todo a nivel del centro tendinoso del periné (lugar donde se insertan todas estas estructuras).
Los problemas de la estática pélvica en la mujer incluyen numerosos síntomas: la incontinencia urinaria, incontinencia anal, las dificultades miccionales (o la disuria), las dificultades de exoneración (o el estreñimiento terminal) y los problemas de la sexualidad.
No es extraño que varios de estos síntomas coexistan en una misma paciente o se desarrollen con el tiempo.
Además, numerosos estudios han demostrado que el tratamiento quirúrgico de alguno de ellos puede mejorar, agravar o incluso predisponer la aparición de otro.
Si por un lado, los síntomas urinarios son generalmente bien explorados durante el abordaje inicial, urológico y/o ginecológico, los problemas ano-rectales son, frecuentemente descuidados.
Por este motivo y teniendo en cuenta que el 25% de los pacientes que consultan por un prolapso génito-urinario sufre estreñimiento terminal y un 33% sufre incontinencia anal, se hace indispensable el trabajo multidisciplinar.
El tratamiento conservador del prolapso genital incluye cualquier técnica terapéutica que no esté incluida en el tratamiento farmacológico o quirúrgico.
Consiste fundamentalmente en las modificaciones de los hábitos de vida y consejos de higiene de vida además de los programas de entrenamiento de los músculos del suelo pélvico y todos los que influyen en su correcto funcionamiento (diafragma torácico, faja o cincha abdominal).
El prolapso genital en la mujer es, rara vez, responsable de una morbilidad severa o mortalidad, pero tiene una repercusión importante en la calidad de vida de los pacientes que lo sufren.