La cicatrización es el mecanismo fisiológico de reparación del tejido cuando tenemos una herida. La cicatriz es el resultado final de dicho proceso.
Cuanto más profunda sea una herida más capas de tejido estarán afectadas e implicadas en el proceso de cicatrización, y por tanto existirá mayor riesgo de formación de zonas de tejido fibrótico (poco elástico) y adherencias entre los distintos planos tisulares, dando lugar a distintos problemas:
Las cirugías abdominales (ya sea cirugía abierta o laparoscópica), las cirugías perineales generales o reconstructivas, las cesáreas y las episiotomías, son intervenciones quirúrgicas cuyas cicatrices es aconsejable tratar para evitar que aparezca cualquier secuela de las comentadas anteriormente.
El tratamiento de fisioterapia debe ser lo más precoz posible con el objetivo de poder intervenir en la correcta cicatrización de las distintas capas de tejido para evitar la formación de adherencias, bridas y cordones fibróticos, o para prevenir las alteraciones de la sensibilidad de la zona cicatricial.
Se utilizan tanto técnicas manuales como técnicas instrumentales (radiofrecuencia con INDIBA®) para mejorar el aporte sanguíneo de la zona e ir confiriendo al tejido cicatricial la consistencia y elasticidad necesarias para realizar su función correcta sin limitaciones mecánicas, alteraciones de la sensibilidad ni dolor.